Cuando la gente escucha logística de cadena de frío, suele imaginar camiones, almacenes y rutas optimizadas. Yo, en cambio, pienso en mi familia. Pienso en la salud de Dan y Nat, mis hijas, y en la profunda responsabilidad que siento cada vez que ayudo a diseñar, coordinar y supervisar los procesos que hacen posible que vacunas, medicamentos, bancos de sangre y muestras de laboratorio sean transportados de manera segura, con trazabilidad, empaques calificados y monitoreo constante.
No se trata solo de mover un producto del punto A al punto B; se trata de proteger la vida y el bienestar de quienes más importan.
Un compromiso que va más allá del negocio
En mi día a día, trabajo junto a un equipo increíble que son guardianes de productos termosensibles: vacunas, bancos de sangre, medicamentos, muestras de laboratorio y todo aquello que requiere de control de temperatura.
Para un extraño, puede parecer un trabajo técnico. Para mí, es una vocación cargada de emoción y de responsabilidad en cada decisión.
Cuando un medicamento esencial se desvía un solo grado de la temperatura correcta, pienso en la persona que lo necesita. Puede ser una madre confiando en la insulina que aplica a su hijo diabético, o un paciente que depende de una transfusión segura proveniente de un banco de sangre.
La logística de cadena de frío es un escudo invisible que protege a la sociedad. La seguridad del paciente no empieza en el hospital ni en la farmacia; empieza mucho antes: en la planta de producción, en el empaque meticuloso, en los contenedores que resguardan la temperatura adecuada y en el camión refrigerado que avanza silenciosamente de madrugada para cumplir su misión.
Cada sensor de temperatura, cada protocolo de validación, cada alarma que se activa… no son solo procesos. Son promesas cumplidas para cada familia.
La gente como centro de la misión en la logística de cadena de frío
El momento en que mi perspectiva cambió por completo fue cuando una de mis hijas necesitó un medicamento especial que debía mantenerse en frío durante todo su trayecto. Ver al doctor sacar el envase de vidrio de su pequeño refrigerador y prepararlo para ella me hizo comprenderlo todo: no era un paquete más, era mi hija.
Ese día confirmé que la seguridad del paciente es un círculo de confianza:
- Los médicos confían en los farmacéuticos.
- Los farmacéuticos confían en los transportistas.
- Los transportistas confían en sus equipos y sistemas para garantizar condiciones óptimas.
Todos estamos conectados por esta cadena, y todos tenemos la misma responsabilidad: asegurar que la esperanza llegue intacta.
Cadena de frío: un compromiso con la vida
Cada eslabón en esta cadena de frío médica es una responsabilidad compartida que garantiza que la salud viaje protegida. Esa es, para mí, la verdadera esencia de la logística: poner la vida en el centro de cada proceso.
La cadena de frío no es un servicio oculto en la sombra; es un pilar silencioso de los sistemas de salud, de la ciencia y de la vida misma. Mientras más familias protegemos, más sólida se vuelve la confianza en que la logística salva vidas.
Y es que en Kryotec no movemos productos: movemos vida, esperanza y futuro. Cada caja que trasladamos puede ser el respiro de una familia, la recuperación de un paciente o la oportunidad de que alguien vuelva a sonreír.
En Kryotec sabemos que detrás de cada trayecto hay una vida que depende de nosotros.
